Recomendaciones básicas para el cuidado de la artrosis
Artículo por cortesía del Dr. Francisco Castro-Domínguez, Jefe de Sección, Servicio de Reumatología, Centro Médico Teknon, Barcelona. Coordinador, Grupo de Trabajo SER en Artrosis, ARTROSER, Sociedad Española de Reumatología.
Las recomendaciones y estrategias de tratamiento no farmacológico son la parte más básica del tratamiento de la artrosis y se recomiendan para todas las personas que sufren artrosis, ya que pueden mejorar los síntomas con un riesgo de efectos secundarios mínimo.
Las personas que prueban estas recomendaciones experimentan diversos grados de mejoría en el dolor de su artrosis y en la capacidad para realizar sus actividades diarias.
Estas recomendaciones y estrategias no farmacológicas son, generalmente, las primeras estrategias que recomendamos los médicos y se las recomendamos a todos los pacientes.
Recomendaciones para la pérdida de peso
El sobrepeso y la obesidad están fuertemente relacionados con el desarrollo de artrosis y con el empeoramiento de la enfermedad con el tiempo.
La pérdida de peso está recomendada para todos los pacientes con índice de masa corporal superior a 25. Este índice se calcula dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la estatura en metros.
En personas con sobrepeso y obesidad, la pérdida de peso del 10 por ciento de su peso corporal puede disminuir su dolor hasta en un 50 por ciento, cuando se logra mediante una combinación de dieta y ejercicio.
La pérdida de peso se debe combinar con ejercicios de fortalecimiento muscular para minimizar la pérdida de masa muscular.
Bajar de peso también ayuda a mejorar otros problemas de salud que tienen muchas personas con artrosis, como el colesterol elevado, la presión arterial elevada y la diabetes (“azúcar en sangre elevado”) y esto no es una cuestión menor, pues todos ellos son factores de riesgo cardiovasculares que aumentan la mortalidad.
Ejercicio
Las recomendaciones respecto a la fisioterapia y el ejercicio mejoran la flexibilidad y fortalecen los músculos que rodean las articulaciones. Las personas que hacen ejercicio suave/moderado y sin impacto con regularidad a pesar de su artrosis, normalmente tendrán menos dolor y una mejor funcionalidad.
Uno de los mejores ejercicios aeróbicos, sobre todo para la artrosis de rodilla, cadera y lumbar, es la natación. Sin embargo, puede no ser beneficiosa en casos de artrosis de hombro o cervicales, por lo que caminar por terrenos planos y preferiblemente por tierra y no asfalto, o pasear en bicicleta por terreno llano, son también recomendables.
Una regla general suele ser la de tratar de evitar ejercicios de gran impacto, como montar a caballo, la bicicleta de descenso, o correr por asfalto sin un calzado adecuado, y a la hora de caminar, sobre todo en pacientes con artrosis de rodilla o cadera, la ayuda de bastones puede ser beneficiosa.
En este sentido, existen algunos estudios que defienden que la marcha nórdica hecha de forma suave o moderada es un buen deporte para las personas con artrosis.
Hacer ejercicios específicos de fuerza isométricos e isocinéticos que ayuden a potenciar la musculatura asociada a las articulaciones es de capital importancia. Por ejemplo, el fortalecimiento de los cuádriceps y de los isquiotibiales es una parte básica de tratamiento de la artrosis de rodilla (inforeuma.com/actividad-fisica-y-artrosis-de-rodilla/). El aquagym, el tai chi o el pilates terapéutico son también buenos y, en general, ejercicios seguros que ayudan en el trabajo del equilibrio y de la fuerza tan importante en el tratamiento de la artrosis.
La dieta
Hay un acuerdo entre expertos que tanto la dieta mediterránea como la dieta atlántica tienen efectos beneficiosos en la prevención de la artrosis.
El sedentarismo, el tabaco, el stress, el insuficiente descanso nocturno de calidad, los golpes repetitivos de bajo impacto y por supuesto los golpes de alto impacto en las articulaciones, son factores de riesgo modificables para sufrir artrosis. Hay otros no modificables, como el sexo, la edad y la genética que no se pueden cambiar, pero aquellos que sí son modificables, les debemos de poner seria atención.
Artículo por cortesía del Dr. Francisco Castro-Domínguez, Jefe de Sección, Servicio de Reumatología, Centro Médico Teknon, Barcelona. Coordinador, Grupo de Trabajo SER en Artrosis, ARTROSER, Sociedad Española de Reumatología.
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